El pasado sábado 13 de abril de 2024, la parroquia Santa María de la Esperanza fue testigo de un acontecimiento trascendental en la vida de un grupo de 22 estudiantes de la comunidad San Nicolás. Tras un año de preparación bajo la tutela de nuestras dedicadas docentes y catequistas Casandra Leyton y Romina Jara, las niñas y niños fueron invitados a participar en la Mesa de todas y todos, compartiendo con Jesús Pan de Vida y Vino de Fiesta en su primera comunión. Como comunidad, y en consonancia con los valores del sello cristiano católico que nos identifica, celebramos con gran alegría este momento significativo en la vida de nuestras niñas y niños. Los animamos a convertirse en seguidores del Resucitado y a participar activamente en la construcción de una sociedad más humana, inclusiva y solidaria, donde todos y todas tengamos nuestro lugar, amor y alegría. El Coordinador de Comunidad y Sello, Luciano Tronso nos comenta “Destacar primeramente todo el trabajo de Romina Jara y Casandra Leyton quienes fueron las personas a cargo de todo el proceso. Y como comunidad estamos muy contentos, felices porque nuestro sello católico cristiano está expresándose por medio de una de estas dimensiones de la vida cristiana que es la celebración, el poder participar de la liturgia. La liturgia significa precisamente celebración del pueblo y aquí hay un pueblo pequeñito en donde todas y todos están convidados a compartir este alimento para el espíritu y también que da fuerza para poder promover dentro de nuestro colegio, dentro de la Comunidad, dentro del barrio y dentro de su comuna y del país y del mundo la propuesta del Reino de Dios que trae Jesús de Nazaret con su buena noticia con el Evangelio. Un mundo mejor, un mundo humano, un mundo donde se pueda vivir bien. En donde todos seamos, hermanos y hermanas. En donde todos podamos compartir el fundamento vivo del amor, de la esperanza, de la alegría. Y en donde todos podamos acceder profundamente a esta persona que es la persona de Jesús. Que nos trae buenas noticias para todas y para todos, en especial para quienes lo están pasando mal.”

Esta celebración no solo marca un hito en la vida espiritual de nuestros estudiantes, sino que también resalta la importancia de valores fundamentales como la solidaridad, el respeto, la responsabilidad y la innovación en nuestra comunidad. Los protagonistas de este acontecimiento nos demuestran, una vez más, que con una manera de pensar basada en el aprendizaje continuo y en el desarrollo de habilidades para vivir en armonía, podemos construir un futuro lleno de esperanza y fraternidad.

Felicitamos a nuestras niñas y niños por este logro y les acompañamos en este camino de fe y crecimiento, confiando en que serán agentes de cambio positivo en nuestra sociedad.